«Cáncer» es un término amplio utilizado para aludir a un conjunto de enfermedades que se pueden originar en casi cualquier órgano o tejido del cuerpo cuando células anormales crecen de forma descontrolada, sobrepasan sus límites habituales e invaden partes adyacentes del cuerpo y/o se propagan a otros órganos. Este último proceso se denomina «metástasis», y es una importante causa de defunción por cáncer. Otros términos comunes para designar el cáncer son «neoplasia» y «tumor maligno».
El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo; en 2018 ocasionó 9,6 millones de defunciones, o sea una de cada seis.
Los tipos de cáncer más comunes en los hombres son: pulmonar, prostático, colorrectal, estomacal y hepático, y los más comunes entre las mujeres son el mamario, colorrectal, pulmonar, cervical y tiroideo.
La carga de morbilidad por cáncer sigue aumentando en todo el mundo, y ello genera una enorme tensión física, emocional y financiera para las familias, las comunidades y los sistemas de salud. Muchos sistemas de salud de países de ingresos bajos y medianos están muy poco preparados para gestionar esa carga de morbilidad, y un gran número de pacientes de cáncer de todo el mundo carecen de acceso oportuno a medios de diagnóstico y tratamiento de calidad. En los países cuyos sistemas de salud son robustos, las tasas de supervivencia para muchos tipos de cáncer están mejorando gracias al buen acceso a la detección precoz, el tratamiento de calidad y la atención de los supervivientes.
Qué podemos hacer para prevenir el cáncer
Entre el 30 y el 50% de las defunciones por cáncer se podrían prevenir mediante medidas orientadas a modificar o evitar los principales factores de riesgo y aplicar estrategias de prevención basadas en pruebas científicas. La carga de morbilidad por cáncer también se puede reducir mediante la detección precoz y el tratamiento de los pacientes que desarrollan la enfermedad. Por otra parte, la prevención es la estrategia más costoeficaz a largo plazo para luchar contra el cáncer.
La modificación o la supresión de los factores de riesgo siguientes pueden contribuir prevenir el cáncer:
- evitar el consumo de tabaco, en particular cigarrillos y tabaco sin humo
- mantener un peso saludable
- llevar una dieta saludable, abundante en frutas y hortalizas
- hacer ejercicio periódicamente
- limitar el consumo de alcohol
- tener relaciones sexuales sin riesgo
- vacunarse contra la hepatitis B y el virus del papiloma humano
- reducir la exposición a la radiaciones ultravioleta y la radiación ionizante (de origen ocupacional o por diagnóstico médico iconográfico)
- evitar la contaminación atmosférica de las ciudades y el humo de combustibles sólidos en el interior de las viviendas
- recibir atención médica periódicamente
- algunas infecciones crónicas también son factores de riesgo de cáncer. Las personas de los países de ingresos bajos y medianos tienen mayores probabilidades de desarrollar cáncer como consecuencia de infecciones crónicas.